The hate u give
Por Angie Thomas, 444pp, 2017.
Angie Thomas nos obsequia una espectacular novela debut.
The hate u give toca temas como el racismo, la brutalidad policial y la falta de oportunidades para la personas de color.
Con la idea de Tupac “the hate you give little infants fucks everyone” (el odio que le das a los pequeños nos jode a todos) como base principal nos expone a las injusticias y las fallas en el sistema que crean un circulo vicioso de pobreza y criminalidad que afecta especialmente a las minorías.
Nuestra narradora Starr Carter es una chica de 16 años dividida entre dos mundos, el barrio en el que vive, plagado de bandas y traficantes de drogas, donde el temor a lo que pueda sucederle a ella y su familia es algo constante; y la escuela privada a la que asiste, un lugar donde su presencia es notoria por la escasez de personas de color y donde debe prestar atención extra a su comportamiento y sus palabras por miedo a ser encasillada en el estereotipo de mujer negra “ghetto”.
Una fatídica noche en que decide ceder a la insistencia de su amiga Kenya —con la que comparte un hermano— y acompañarle a una fiesta, termina encontrándose con un amigo de infancia, Khalil, con el que había perdido contacto unos meses atrás.
Tras intercambiar unas palabras sintieron como si el tiempo no hubiese pasado y eran los amigos de siempre. Los niños que habían crecido juntos.
Debido a una abrupta interrupción de la fiesta, Khalil se ofrece a llevar a Starr a casa, sin que ninguno pudiese imaginar que esto terminaría por convertirla a ella en la única testigo del asesinato de su amigo por parte de un oficial de policía.
Y mientras algunos buscan la manera de justificar el disparar a matar a un joven de 17 años desarmado, Starr busca encontrar su voz y exigir justicia para su amigo, y para todos aquellos que como él una vez vivieron y murieron sin razón.
Sometimes you can do everything right and things will still go wrong. The Key is to never stop doing rigth. (Thomas, 2017: 154)
La historia no es un ataque velado a la “gente blanca”. Es la exposición de una verdad en la que un grupo está en evidente desventaja.
Aun así Thomas logra mostrar en su obra fallas en ambos lados. Llama la atención sobre el como también las personas de color pueden caer en generalizar, estereotipar y discriminar a la “gente blanca”. Aunque debo admitir que no estoy segura de si como un punto intencional o una consecuencia accidental del tema y los diálogos utilizados en la historia.
“The hell, Starr?” Daddy says. “You dating a white boy?” (Thomas, 2017: 229)
Me gustó además que mostrara a personas fuera de la realidad de Starr tratando de entender la misma.
Los personajes son maravillosos, profundos. No hay villanos solo por ser villanos —salvo por King del que no conocimos mucho— ni buenos que son santos. Cada personaje tiene diferentes aspectos y motivaciones. Seven es especialmente mi favorito, un joven admirable.
Saliéndome un poco del tema central de la historia no puedo dejar de mostrar mis respetos a la autora por la manera responsable en la que manejo el aspecto sexual en la historia. Me parece que es la primera vez que veo hablar de anticoncepción en una novela juvenil, especialmente de esta forma, no como condón en el último momento, sino como una chica que está planificada de antemano, aún cuando ni siquiera está teniendo relaciones, solo por el hecho de saber que es una posibilidad. Además mostró que es perfectamente aceptable no estar listo, que no es necesario siempre “dejarse llevar por el momento” y que está bien detenerse en cualquier punto si deja de sentirse correcto. Es quizás un punto del que deberían tomar nota otros autores del género.
Un punto débil que encontré es el trato dado al personaje de Hailey. Pudo haber sido aprovechada como un punto de enseñanza y no simplemente villanizarla pues siento que cayó con eso en el estereotipo de que las personas “blancas” tienen el racismo como algo inherente en su ser. Y no hay relación interracial alguna —especialmente cuando el chico no puede prácticamente decir nada sin correr el riesgo de ser etiquetado de racista al instante— que pueda disimular eso.
Yet I think it’ll change one day. How? I don’t know. When? I definitely don’t know. Why? Because there will always be someone ready to fight. (Thomas, 2017: 443)
Soy una mujer negra, cuya realidad es muy diferente a la presentada en esta obra y resulta interesante ver desde la perspectiva de aquellos que sí tienen que enfrentarse a una sociedad que los alimenta de odio y humillaciones de manera constante.
Por supuesto el racismo y la discriminación no es algo exclusivo de la sociedad estadounidense, tristemente está por todos lados —he sido victima de ello aunque de manera má sútil—, sin embargo no es posible obviar el como estos negativos aspectos parecen estar tan arraigados en esta.
Y aunque es algo que no tengo que enfrentar de primera mano, temo cada día por mis sobrinos que crecerán como hombres de color en una sociedad que parece ponerte una diana en la espalda por ese simple hecho. La idea de que puedan crecer absorbiendo odio solo por el tono de su tez y su herencia me aterra y repele.
Es por eso que creo que libros como este que exponen la realidad crudamente son una necesidad. Reflexionar, tratar de entender y empatizar con situaciones que probablemente nunca tengas que experimentar en carne propia es la forma de mejorar nuestras sociedades y la humanidad en general.
Una lectura altamente recomendada. En especial para los que disfrutan de leer sobre temas actuales y relevantes que afectan el día a día y que esperan aprender más allá de su propia verdad.