Violet y Finch

All the bright places
Por Jennifer Niven, 378pp, 2015.

Con All the bright places, Jennifer Niven nos hace parte de algo muy personal ya que es una historia inspirada en una situación que vivió muy de cerca.
El tema de las enfermedades mentales me apasiona y toca de manera muy personal, por lo que siempre estoy dispuesta a darle una oportunidad a autores que se atreven a tocar este tipo de temáticas, que aún hoy se ven como controversiales y escandalosas.
Tras un largo tiempo sentado en mi estantería, por fin pude adentrarme en las páginas de esta novela y conocer a Theodore Finch —un chico atraído por la muerte— y a Violet Markey —una chica atormentada por la misma.
Violet no logra sanar las heridas emocionales causadas por la trágica pérdida de su hermana mayor y regresar a su vida normal, abrumada por el dolor y la culpa se dirige hasta la torre de la campana de su escuela con una idea en mente. Lo que no esperaba era que allí estuviese también Theodore, el “raro” de la escuela, con exactamente la misma idea. Finch es el primero en percatarse de la presencia de Markey, y dejando sus planes de lado trata de asegurarse de que Violet no haga exactamente lo que él pretendía. Ambos son salvados por la presencia del otro.

I’m fighting to be here in this shitty, messed-up world. Standing on the ledge of the bell tower isn’t about dying. It’s about having control. It’s about never going to sleep again.(Niven, 2015: 16)

De alguna forma Finch hace su tarea el devolver a Violet las ganas de vivir, aun cuando el carece de estas la mayor parte del tiempo.
Mientras recorren y crean memorias del lugar que ambos sueñan con abandonar los sentimientos entre ellos surgen y lo que parecería una pareja improbable, la chica popular y el raro de la escuela, se forma.
Es una historia entretenida que no recurre al típico diagnostico para referirse al suicidio. Aunque en general casi no se refiere a los diagnósticos que tienen nuestros personajes. Y si bien esto hace sentido a la historia ya que algo a lo que se resiste Finch es a la idea de ser etiquetado —lo que es en cierta forma irónico ya que este se pasa toda la historia etiquetándose a sí mismo—, no puedo evitar desear que se hubiese arrojado más luz sobre los padecimientos de los chicos.
Finch es un personaje interesante, que ganó mi simpatía. Siento que Niven se concentró en hacer a este personaje agradable y alguien con quien las personas pudiesen identificarse, quizás temerosa de no hacer justicia a aquel ser querido en quién se inspiró para crearlo, y descuidó a todos los demás.
Violet es un personaje con el que me fue difícil conectar. Me gustó que reflejase confusión, que no supiera exactamente lo que quería y tuviese acciones algo contradictorias, la hizo real. Pero es quizás esto mismo lo que me desagradó de ella, ya que en ocasiones ni siquiera parecía ser el mismo personaje.

At lunch, I sit with Charlie, surrounded by people but alone. They are talking to me and around me, but I can’t hear them.(Niven, 2015: 267)

El resto de los personajes casi fueron irrelevantes para la historia. Uno habría esperado un papel más central de algunos de estos “invitados” en la trama.
Niven se centra tanto en Finch y Violet, que pierde un poco de precisión a la hora de representar este tipo de situaciones. Casi como si nadie más fuese afectado o jugara papel alguno en casos como los que trató en la novela.
Las relaciones entre todos parecen demasiado superficiales, cosa que comprendo hasta cierto punto, pero que llega a carecer de sentido por momentos.
Por otro lado me pareció curioso que para haber evitado poner en texto el diagnostico de los personajes durante casi todo el libro, estos prácticamente no fueron más que su enfermedad.
Cada acción, cada conversación, cada escena, buscaba la manera de recordarnos que tratábamos con una enfermedad mental, especialmente con respecto a Finch. Los momentos en que este no estaba haciendo alusión a sus deseos de acabar con todo era porque estaba en el otro espectro de su enfermedad. Casi como si a eso se limitara su existencia, a ser la etiqueta que no quería aceptar.

Because is time I fear.
And me.
I’m afraid of me. (Niven, 2015: 207)

Inicialmente me preocupaba un poco que toda la historia se basara en la premisa de “yo te salvaré” y “el amor todo lo puede”, por lo que disfruté que tomara el sendero de señalar que no siempre puedes ser un salvavidas.
Me pareció muy realista el comportamiento final de los padres de Finch. Aún hoy las enfermedades mentales son vistas como algo por lo que avergonzarse y que muchos deciden ocultar.
El final, en mi opinión, se alargó más de la cuenta. Las últimas 30 páginas —aproximadamente— me resultaron agotadoras, quitándole un poco de impacto y emoción a lo antes leído.
El libro es constantemente comparado con Bajo la misma estrella de John Green y Eleonor & Park de Rainbow Rowell. No he leído este último, pero sí puedo corroborar que tiene una vibra similar al libro de Green. Una chica con un nombre que hace alusión a un color, un chico con un nombre algo “clásico”, dos adolescentes atípicos con mucha cultura general, la sombra de la muerte rodeándoles…
Algo predecible y con algunos de los cliché que se hacen cada vez más comunes en la literatura juvenil, resultó una lectura agradable que probablemente muchos amantes del género disfrutarán.

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Publicado por Haidelis Montero

Escritora.

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